EUROPA
PRESS
23 mayo
2018
Los
anuncios de comida basura... ¿nos hacen engordar?
Los jóvenes que ven un anuncio
adicional de comida basura por semana (sobre el promedio de seis) consumen 350
calorías adicionales en alimentos con alto contenido de sal, azúcar y grasa
(HFSS, por sus siglas en inglés) cada semana (18.000 cada año), según el
estudio más grande de este tipo en Reino Unido con más de 3.300 adolescentes de
entre 11 y 19 años.
El estudio realizado por 'Cancer Research UK' y presentado en el Congreso Europeo de
Obesidad (ECO, por sus siglas en inglés) que se celebra este año en Viena,
Austria, es uno de los primeros en ver el consumo de televisión en línea de una
manera tan sistemática, y se suma a la creciente evidencia de que los anuncios
televisivos y de transmisión pueden influir en la dieta poco saludable de los
jóvenes, según los autores.
El mensaje final es que "el marketing de comida basura
está asociado con la obesidad en jóvenes de todas las edades, y sabemos que la
obesidad está relacionada con al menos 13 tipos de cáncer", dice el
director de la investigación, Jyotsna Vohra, jefe del Centro de Investigación sobre Políticas del
Cáncer en 'Cancer Research
UK'.
Los niveles de obesidad en adolescentes entre 12 y 19 años
se triplicaron en Estados Unidos (del 5 al 17,6 por ciento) entre 1980 y 2008.
Del mismo modo, en Inglaterra, alrededor de un quinto de los niños en el último
año de la escuela primaria (de 10 a 11 años) y uno de cada cuatro adultos es
obeso. Los niños obesos tienen alrededor de cinco veces más probabilidades de
convertirse en adultos obesos con un riesgo mucho mayor de problemas de salud,
incluidos 13 cánceres relacionados con la obesidad, la diabetes tipo 2 y las
enfermedades cardiovasculares.
Aunque las causas de la obesidad son complejas,
investigaciones previas han encontrado fuertes vínculos entre el aumento en la
publicidad de comidas rápidas y las tasas de sobrepeso y obesidad infantiles.
Un estudio anterior de 'Cancer Research
UK', también presentado en ECO, mostró que los adolescentes que reportan tres o
más horas de tiempo de visionado de televisión comercial al día tienen el doble
de probabilidades de consumir grandes cantidades de alimentos HFSS en
comparación con aquellos que ven menos más de tres horas por día.
El consumo regular de alimentos y bebidas con alto contenido
calórico, que generalmente presenta niveles más altos de grasa y azúcar, eleva
el riesgo de tener sobrepeso u obesidad. Es más probable que un niño obeso siga
siendo obeso hasta la edad adulta, lo que le pone en riesgo de cáncer, que es
el mayor riesgo prevenible después de fumar en Reino Unido en cuanto a
enfermedad.
Los obesos ven un
anuncio más por semana
En este estudio, Vohra y sus
colegas de 'Cancer Research
UK' investigaron el vínculo entre los anuncios de alimentos HFSS y los
comportamientos de consumo de alimentos y refrescos no saludables entre los
adolescentes en Reino Unido. Comenzaron por realizar un estudio de alcance
cualitativo para explorar las percepciones de los jóvenes sobre el marketing y
los mecanismos que lo vinculan con las elecciones dietéticas.
Luego, entrevistaron a una muestra nacional de 3.348 jóvenes
de entre 11 y 19 años para examinar más a fondo el vínculo entre los anuncios y
las dietas altas en calorías. Se preguntó a los participantes sobre su edad,
sexo, origen étnico, nivel socioeconómico, consumo de alimentos y bebidas,
televisión y hábitos de visualización de pantallas, lo que recuerdan de los
anuncios de HFSS, el conocimiento de la marca y las reacciones a los anuncios
de HFSS.
En promedio, los jóvenes vieron 21 horas de televisión a la
semana con anuncios, con poco más de la mitad de este tiempo visto en
plataformas de transmisión. Sin embargo, los participantes obesos vieron
significativamente más televisión, alrededor de 26 horas (equivalente a un
anuncio adicional por semana). En promedio, los jóvenes informaron de comer
casi 30 alimentos HFSS cada semana (equivalentes al 40-50 por ciento de la
ingesta calórica total recomendada de este grupo de edad), pero solo 16
porciones de frutas o verduras.
En general, los resultados mostraron que mientras más
anuncios de comida basura veían los jóvenes, más alimentos HFSS consumían.
Todos los participantes pudieron recordar un anuncio de televisión favorito de
HFSS y estuvieron particularmente influenciados por anuncios que eran
divertidos y estaban centrados o eran apropiados para su edad o pegadizos.
Los investigadores encontraron que una mayor familiaridad
con los anuncios de comida rápida se asoció con comer más alimentos HFSS y el
aumento de peso, independientemente de la edad y el sexo. Sin embargo, aquellos
de un entorno más privado eran más propensos a recordar anuncios HFSS que
aquellos que no lo eran.
"Esto, combinado con su riesgo ya mayor de resultados de
peso no saludables, sugiere que los jóvenes de entornos desfavorecidos podrían
obtener más beneficios con la regulación diseñada para reducir la exposición a
la publicidad de comida basura", explica Vohra.
Más del 40 por ciento de los participantes dijeron que se sentían presionados a
comer poco saludable, y el 80 por ciento de las diez marcas de alimentos y
bebidas que los jóvenes recordaron con mayor frecuencia tenían al menos un
producto HFSS entre sus productos más vendidos.
Los autores concluyen: "La industria alimentaría no
inyectaría cientos de millones para publicitar sus productos creando anuncios
pegadizos si no consigue que la gente coma más. Las regulaciones de difusión en
Reino Unido no se han actualizado desde 2008, y nuestra investigación muestra
que las restricciones actuales claramente no funcionan".
Y añaden: "Con los adolescentes de hoy pasando más
tiempo frente a las pantallas que cualquier otra actividad aparte de dormir,
limitar la exposición a los anuncios de comida basura en las pantallas de los
dispositivos y la televisión será clave para ayudar a los adolescentes a tomar
decisiones saludables y reducir las tasas de obesidad".
En 2017, un informe de Obesity Health Alliance descubrió que las empresas de comida basura
en Reino Unido gastan casi 30 veces más en publicidad (143 millones de libras)
que el Gobierno en campañas de alimentación saludable (5 millones de libras).
Los autores reconocen que sus hallazgos muestran diferencias observacionales más que evidencia de causa y efecto y
señalan como limitaciones, que el estudio se basa en una encuesta con
información de los participantes sobre los hábitos de consumo de televisión y
alimentación que pueden llevar a problemas de recuerdo y podrían haber afectado
a los resultados.